domingo, 6 de marzo de 2011

PARA IMAGINAR SÓLO CONTAMOS CON LAS FORMAS QUE CONOCEMOS

Basándose en la idea de Hegel, Danto se plantea si el arte tiene futuro, puesto que el futuro es sólo un reflejo más de nuestra realidad actual como reflejan las obras de Albert Robida o Leonardo y sin embargo, a pesar de este planteamiento… no por el hecho de que el futuro sea inimaginable significa que haya dejado de existir ¿no?

Hegel afirmó que el arte como tal, o al menos su plasmación más elevada, había llegado a su fin como etapa histórica aunque no llegó a predecir que no habría más obras de arte, de hecho aunque el arte siguiera existiendo su existencia no tendría el menor significado histórico, puesto que arte e historia han tomado direcciones diferentes. Al perder toda dirección histórica el concepto de arte se habrá agotado internamente.

El autor presenta dos modelos histórico-artísticos: el arte mimético y las otras muchas formas de arte que la mímesis no puede caracterizar con facilidad.

Según el primer planteamiento el progreso para el arte evolucionaba en tanto en cuanto la tecnología le permitía acercarse más a la representación de la realidad, es decir, a la mímesis más absoluta y perfecta. Para conseguir esta representación exacta de la realidad el arte ha acudido a una serie de convenciones como por ejemplo la perspectiva, elemento que, sin embargo, responde a una convención cultural sobre la concepción del espacio. Al llegar a esta conclusión parece evidente para Danto que el concepto de progreso se desvanece y la estructura histórico-artística de este primer planteamiento pierde sentido.
El problema de este argumento descriptivo reside realmente en la propia actividad descriptiva. Si ya se ha tocado techo, si ya hemos alcanzado la perfección de la mímesis, ¿qué rumbo le queda al arte? La expresión.

Este segundo modelo histórico artístico no presenta la misma secuencia evolutiva que observábamos en el anterior puesto que no existe tecnología alguna mediadora de la expresión. De esta forma la sucesión de la expresión individual de cada artista se convierte en el discurso histórico. Desde esta óptica no tiene sentido plantearse el concepto de progreso, el arte se explica de modo uniforme. Esta uniformidad es la causante, según el autor, del éxito de la teoría expresiva del arte y, al mismo tiempo, de su fracaso.

Concluye parafraseando a Hegel quien cree necesaria una ciencia del arte que, según sus palabras, «es muchísimo más necesaria en nuestra época que en los tiempos en que el arte se bastaba a sí mismo para resultar del todo satisfactorio»

¿Y no es este otro discurso postmodernista más? ¿O es el postmodernismo como tal el que conlleva a estas reflexiones? ¿No es el mismo discurso que planteaba Nietzsche cuando decía que Dios había muerto o el mismo Marx al que se hace referencia en el texto? Es el tinte apocalíptico inherente a la Postmodernidad y si es así, ¿qué nos aporta?

Lo cierto es que vuelve a mí la idea de desconexión entre creación artística y la realidad cultural/sociedad que alberga dicha creación…pero por otro lado, ¿no llevamos demasiado tiempo planteándonos esta cuestión? Leyendo la deshumanización del arte no parece que hayamos avanzado mucho más en las cuestiones que se plantea Ortega y si no somos capaces de plantearnos cuestiones nuevas es porque no somos capaces de ver nada nuevo o es que simplemente no lo hay...

No hay comentarios:

Publicar un comentario